¿Cómo podemos usar las ciencias del comportamiento para superar desafíos en salud oral?
A pesar de la gran evidencia disponible respecto a cómo prevenir enfermedades orales, sigue siendo un desafío lograr que las personas adopten y mantengan prácticas de salud oral efectivas (McGrath, 2019). Aquí es donde las ciencias del comportamiento pueden ofrecer herramientas valiosas que permitan identificar y abordar los diversos determinantes que influyen en los hábitos de las personas. En los últimos años, se han desarrollado algunas investigaciones e intervenciones en salud oral que usan este enfoque, especialmente el reciente modelo COM-B (Michie, et al., 2014), como marco guía para mejorar los resultados en salud.
¿Hacia dónde va la investigación?
Algunas de estas investigaciones se han enfocado en comprender las barreras y facilitadores de ciertas conductas de distintos actores involucrados en la salud oral. Por ejemplo, un estudio cualitativo realizado en dos barrios vulnerables del Reino Unido buscó comprender los factores que influyen en la supervisión del cepillado dental que realizan los padres y madres (Marshman et al., 2016). El estudio mostró que las principales barreras que las familias enfrentaban para el cepillado dental eran la falta de habilidades parentales para gestionar el comportamiento adecuado de sus hijas e hijos, además de múltiples factores estresantes en la vida familiar. Por esta razón, los padres se limitaban a recordarles a sus hijos que se cepillaran o simplemente los observaban, en vez de participar activamente en el lavado de dientes, según las recomendaciones en base a lo demostrado por la ciencia.
Otros estudios se han centrado en el comportamiento de los dentistas, estudiando conductas como la realización de odontología no- o micro-invasiva para el tratamiento de lesiones de caries proximales (Schwendicke et al, 2018), la eliminación selectiva de tejido carioso (Jeggle et al, 2019) o la adopción de nuevas guías de prevención y tratamiento de caries (Elouafkaoui et al., 2015).
¿Y qué intervenciones se han desarrollado?
Por otro lado, también se han desarrollado intervenciones de cambio de comportamiento que han demostrado ser efectivas para la implementación de comportamientos deseables en salud oral. Un ejemplo es la intervención Oral Hygiene TIPPS (OH TIPPS), basada en estrategias de cambio de comportamiento del paciente, que ha mostrado ser efectiva en atención primaria de salud dental (Clarkson et al. 2009). El objetivo de la intervención es hablar con los pacientes sobre las causas de la enfermedad periodontal, analizar barreras para el control de la placa bacteriana, dar instrucciones claras para controlarla eficazmente, practicar el cepillado de dientes durante la consulta dental, establecer un plan que determine cómo el paciente incorporará la higiene bucal en su vida diaria, y brindar apoyo y seguimiento en la próxima visita.
Otros ejemplos, mencionados por el toolkit “Entregando mejor salud oral - un toolkit basado en evidencia para la prevención” (Davies & Davies, 2008) desarrollado por el Reino Unido, son:
Recursos para apoyar conversaciones sobre cambio de comportamiento con padres de niños pequeños para promover la supervisión parental del cepillado de dientes con pasta dental con flúor como parte de la higiene bucal.
Uso de diarios dietéticos y otros recursos, por ejemplo, la aplicación Food Scanner, para reducir el azúcar como parte de una dieta más saludable.
En EBBI, creemos que la aplicación de las ciencias del comportamiento en las estrategias de salud oral podría ser una vía prometedora para abordar persistentes problemas de salud bucal que afectan a diversas poblaciones. Al comprender y abordar las variables que influyen en los hábitos de las personas, se pueden desarrollar intervenciones más efectivas y personalizadas que promuevan prácticas saludables de manera sostenible.
En efecto, las ciencias del comportamiento podrían ayudar a responder preguntas aún sin respuesta, para aumentar nuestra comprensión de por qué las personas no mantienen hábitos de higiene oral a pesar de conocer su importancia, cómo asegurar una mejor adherencia a los tratamientos periodontales, cómo motivar a los padres/madres para que impulsen hábitos de higiene oral o reduzcan el consumo de azúcar en los niños/as, o conocer qué efecto tienen las campañas de salud pública sobre la percepción y comportamiento en higiene oral.
Aunque aún queda mucho por hacer, y hay muchas preguntas sin respuesta, resolver estas incógnitas podría ser una manera efectiva de invertir recursos para prevenir problemas de salud oral, disminuyendo el costo de largo plazo de tratar estos problemas cuando ya es demasiado tarde.